Mi madre, con una fe y devoción inquebrantables,
comenzó un grupo de Rosario para mantener unidas a
las familias en oración. Incluso mientras luchaba contra
el cáncer y soportaba el dolor insoportable de úlceras
abiertas, nunca quiso perderse una sola oportunidad de
conectarse con el grupo y rezar el Rosario. Su más profundo deseo y
esperanza eran que este grupo nunca dejara de reunirse en oración.
Para ser sincera, yo no era el miembro más comprometido.
Participaba en las oraciones ocasionalmente, sin apreciar completamente
la fuerza y la gracia que fluían de ellas. Pero después de que ella falleció,
algo dentro de mí cambió. Era como si ella continuara rezando por
nosotros, velando por nosotros, instándonos a seguir adelante con la
misión que ella comenzó.
Ahora, comparto su mismo deseo: nunca perder ni un día de oración
con este grupo. Al igual que ella, espero que el grupo no solo continúe,
sino que crezca, atrayendo a más personas al abrazo de nuestra oración
compartida. Recientemente, tuve la bendición de conocer al Padre Shaji
M. L. C.S.C., director nacional del Ministerio de la Familia de la Santa
Cruz – Canadá, cuyas inspiradoras palabras alentaron a nuestro grupo a reunirse en persona para rezar. Siguiendo su sugerencia, nos reunimos el
mes pasado, el lunes 23 de septiembre, en la casa de una de nuestras
compañeras, Thecla. Fue una experiencia verdaderamente maravillosa
rezar juntos cara a cara y recibir una bendición especial del Padre Shaji,
quien con tanto cariño se unió a nosotros en oración. Su presencia me
recordó cómo mi mamá solía organizar el grupo una vez al mes en
diferentes hogares, reuniendo a todos para rezar el Rosario. No puedo
evitar sentir que mi mamá aún reza con nosotros, guiándonos desde
arriba mientras continuamos esta hermosa tradición.
El Rosario no es solo una oración, sino una fuente poderosa de paz y
fortaleza. A través de él, nos conectamos no solo entre nosotros, sino
con Nuestra Señora, quien es nuestro camino más seguro y amoroso
hacia Jesús. Estoy profundamente agradecida por esta comunidad de
oración y por la gracia que continúa trayendo a nuestras vidas
personales y familias.

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